Maduro, en el poder desde 2013, tomó juramento en el
Parlamento bajo su control, como el resto de los poderes del Estado y las
fuerzas militares, y a pesar de las denuncias de fraude y el aislamiento
internacional.
«Juro» que «este nuevo período presidencial será el período
de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia», prometió un enérgico
Maduro, vestido de sobrio traje oscuro, ante el jefe del legislativo, el
poderoso dirigente chavista, Jorge Rodríguez. ¡Lo juro por la historia, lo juro
por mi vida, y así cumpliré!».
La investidura se produce un día después de una marcha
opositora que terminó con la denuncia de un breve arresto de su líder María
Corina Machado, que el gobierno negó y calificó de «invento». González
Urrutia se encuentra en República Dominicana.
Maduro fue proclamado ganador por el Consejo Nacional
Electoral (CNE) con 52% de los votos, sin que hasta el momento se haya
publicado un escrutinio detallado, como exige la ley. La oposición, por su
parte, publicó en una web copias de actas electorales que dicen prueba su
victoria con más del 70% del sufragio.
«Con la usurpación del poder por parte de Nicolás Maduro
(…), apoyado por la fuerza bruta y desconociendo la soberanía popular expresada
contundentemente el pasado 28 de julio, se ha consumado un golpe de Estado»,
dijo en un comunicado la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria.
«González Urrutia es quien debe ser juramentado», agregó,
anunciando que ahora «comienza una nueva fase en la lucha por la democracia».
Machado, arrestada brevemente el jueves tras participar de
una protesta contra la investidura de Maduro, informó que explicará desde la
clandestinidad «lo que viene».
En los alrededores del legislativo y el resto de los poderes
públicos, en el centro de Caracas, el ya masivo aparato de seguridad fue
reforzado, constató la AFP: calles bloqueadas, más retenes policiales, militares en cada esquina, todos fuertemente armados. Los comercios abiertos pero el tránsito es bajo.
Venezuela además ordenó hasta el lunes el cierre de su
frontera terrestre y espacio aéreo con Colombia, tras conocer de una supuesta
«conspiración internacional».
Las denuncias de planes para derrocar a Maduro son
frecuentes, y Colombia y Estados Unidos normalmente los responsables.
Washington niega cualquier complot- ha expresado su
reconocimiento a González Urrutia, visitó la Casa Blanca esta semana. El
próximo presidente, Donald Trump, se refirió a él el jueves como «presidente
electo».
El dirigente opositor está en República Dominicana, última
escala de una gira internacional que debía culminar en un vuelo privado a
Caracas para intentar jurar por la presidencia.
No hay información de esa u otra estrategia. El gobierno
advirtió que lo trataría como «invasor» si intenta ingresar sin autorización.
– Reforma constitucional –
En el poder desde 2013, ungido por el fallecido Hugo Chávez,
Maduro ha gobernado con mano de hierro con apoyo de la Fuerza Armada. Ha sido
tachado de «dictador» por sus detractores.
González Urrutia ha llamado a los uniformados a reconocerlo,
pero la jerarquía ha jurado «lealtad absoluta» a Maduro.
«El sector militar es aún más crucial de lo que ya era antes
de la elección para decidir si permanece el gobierno de Maduro o si se abre la
posibilidad de una transición», explicó a la AFP Mariano de Alba, abogado
especialista en relaciones internacionales.
En el próximo sexenio, Maduro propone una «gran reforma» a
la Constitución, que sigue el camino de la aprobación de nuevas leyes que,
según expertos, merman las libertades. Promete igualmente recuperación
económica, tras pasar buena parte de sus 12 años en el poder en recesión, alta
inflación y escasez.
Más de siete millones de venezolanos migraron huyendo de la
crisis, según la ONU.