SANTO DOMINGO.- El papa León XIV les recordó a los que tienen en el mundo el poder de gobernar algo que se supone es prioritario en su agenda, pero que la mayoría, por no decir la totalidad de ellos, parece haber olvidado: que deben atender a los más vulnerables.
Durante la misa dominical por el Jubileo de los Pobres, lamentó las formas de pobreza que “oprimen al mundo”, que interpelan a todos aquellos que en la sociedad tienen roles de Jefes de Estado y a los responsables de las naciones, a los que emplazó a escuchar su grito.
El santo padre acompañó sus palabras con un gesto tonificante para el alma, al almorzar en el Aula Pablo VI con un grupo de 1,300 pobres, así como con 50 mujeres transexuales.
Bajo la premisa de su homilía consistente en que no podrá haber paz sin justicia en el mundo, el papa denunció la pobreza que se expresa de muchas maneras, entre las que citó la migración, con su grito tantas veces sofocado por el mito del bienestar y del progreso, que no tiene en cuenta a todos.
Entre otros tipos de pobreza que enuncia oprimen al mundo, incluyó las que van desde la material hasta “muchas situaciones morales y espirituales”, sobre todo entre los jóvenes, a los que llamó a desarrollar la “cultura de la atención” contra el “muro de la soledad”.
La pobreza moral y espiritual el papa la describe como una “globalización de la impotencia”, que difunde la falsa idea de que el mundo no puede modificarse, especialmente en lo relativo a las guerras, que han llevado a creer y a sembrar la sensación en muchos de que la historia no puede cambiar.
Qué bueno que León XIV reivindique a los pobres y que denuncie las inconsecuencias de los gobernantes. Mejor aún que enmarcara su proclama en un llamado a la convivencia humana, la que estima debe ser un espacio de fraternidad y dignidad para todos, sin excluir a nadie.
Fuente: Hoy
