domingo, 1 de enero de 2017

En alguna parte del camino nos perdimos al educar a nuestros hijos

Por Alejandro Santana.
BARAHONA.- Hace varios años  reflexionaba con un padre sobre la crianza de nuestros  hijos, el me decía refiriéndose a la manera en que actuaba uno de sus hijo que todo se debía al barrio donde vivíamos.
El actúa de ese modo porque donde vivimos, existen las malas influencias, desobediencias, rabiascas, indisciplinas en sentido general, en definitiva, mi hijo es así por el barrio donde nos ha tocado vivir.
Es un barrio humilde donde aun vivimos, pese a los años su hijo no ha cambiado, ahora es peor, de adulto sus actuaciones son incontrolables y pese a que ya no convive en la misma casa de su padre, de vez en cuando aparece para causarle dolor a su progenitor.
Recuerdo que cuando tuvimos la conversación su vástago, que es el quinto de su prole, era indeseable, algunos vecinos le llamaban ¡puente roto!, nadie lo pasaba.
El centro sus lamentaciones en la forma en que este el 5to de sus hijos actuaba, pero se reconfortaba a si mismo atribuyéndole esa inconducta al entorno donde nació y se crio.
¡Valla que error!, le reflexione poniéndole ejemplos de niños que habían nacido en el mismo barrio, como muestra le señale a varios jóvenes de la barriada que eran ejemplos en sus actuaciones y tratos con los demás, jóvenes educados algunos profesionales, otros excelentes padres de familia.
Todos nacidos en el mismo barrio en que su 5to hijo había nacido y criado, fui más lejos, haciéndole la salvedad de que sus otros cuatro hijos eran diferentes.
Como sentencia de vida le hice saber que en alguna parte del camino él se había equivocado con ese 5to hijo, no lo hice entrar en razón.
Y su salida fue decirme que lo engancharía a la guardia, para que allá lo “adomen”, le hice saber que ese sería otro error en que incurría, haciéndole saber que habían otras opciones, las que tampoco escucho.
Resultado, el hijo fue al Ejército, como joven rudo que era fuerte, de carácter imperativo, tosco en sus razonamientos, ni el Ejército lo pudo disciplinar, no paso tres años  en las filas, la Institución se deshizo de él.
Ningún padre quiere tener un hijo delincuente, es un razonamiento lógico, pero hasta donde sabemos criar en valores, hasta donde damos un buen ejemplo si la carnes que a veces consumimos en nuestras casas es la gallina que le robamos al vecino  en presencia de los hijos .
Hasta donde lo hacemos bien si cuando nuestro hijo pequeño quiere algo que no es de él, le decimos al  que lo posee que se lo de porque nuestro hijo lo quiere, eso ocurría en esa casa, cuando el 5to quería algo que era de los hermanos había que dárselo por mandato del padre.
Hay patrones de conducta que violentamos constantemente  para complacer los caprichos de nuestros hijos y en esa misma medida lo hacemos delincuentes en potencia.(la historia de Pedro Navaja),llevada al canto.
Una vez dije a una amiga, que fuera a una clínica y buscara en la puerta de entrada a un consultorio de un pediatra una serie de reglas que si las violamos en la crianza de nuestros hijos lo hacíamos un delincuente.
No sé si me escucho, deje de verla hace años, se fue de la ciudad, pero hacia lo mismo que el padre del 5to hijo mal criado, cuando su hijos de apenas diez meses quería algo de sus primos y vecinos, ella decía, ¡dale eso que él lo quiere!, ya el niño debe tener cuatro o cinco años  y si la crianza no varió ya es un delincuente en potencia.
El hijo del  ex General asesinado, el 5to hijo del vecino, el niño que refiero y el caso de hijos de nosotros mismos que se han desviado de lo correcto se debe a que en alguna parte del camino nos equivocamos, hemos fallado.
Al ex General le duele la muerte de su hijo, como nos dolería a cualquier padre, pero antes de bravuconerías, debemos reflexionar y admitir que todos los que tenemos un hijo delincuente, es nuestra culpa, por desconocimientos, por ausencia, porque nunca estuvimos con ellos en los mementos cruciales o por sobre protección y complacencia a sus apetitos.
Familia es familia, dice una salsa, pero nuestro amor de padres no debe nublarnos la razón, porque quien apoya hoy llora mañana.