TECNOLOGÍA.- El 3 de mayo a las 10:29 de la mañana, Kale
Rogers ’16 se frotó las manos con desinfectante y abrió la puerta
de Spyce para su gran inauguración. Spyce, un restaurante informal de
comida rápida en el centro de Boston fundado por Rogers y otros tres graduados
recientes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE. UU.), se anuncia
como el primero del mundo que ofrece una cocina robótica y prepara
comidas elaboradas por pedidos, mientras cuenta con varias patentes pendientes
de respaldar ese reclamo.
Un grupo de personas que esperaban fuera entró, sacaron sus teléfonos móviles y empezaron a hacer fotos y vídeos de la cocina abierta y de las pantallas táctiles para realizar sus pedidos. Posaron para selfies con Rogers, el jefe de operaciones, y sus cofundadores, los CEO Michael Farid ’14 y SM ’16, con el principal ingeniero mecánico Luke Schlueter ’16, y con el principal ingeniero eléctrico Brady Knight ’16, quienes sonrieron algo nerviosos al dar la bienvenida a sus primeros clientes.
A medida que los clientes solicitaban sus pedidos, los contenedores automáticos de almacenamiento de alimentos de Spyce (conocidos como tolvas – en inglés hoppers), introducían de forma fiable los ingredientes refrigerados a través de un sistema de dosificación de porciones que mide cantidades precisas en una caja roja que se cierra a lo largo de una pista horizontal. Esa caja, llamada el corredor, recoge los ingredientes y los entrega a uno de los siete woks calentados por inducción que giran para mezclar la comida y que se cocine uniformemente a 450 ° F (aproximadamente 232 ° C). Las tolvas parecen simples embudos, pero Rogers comenta que contienen “algunas cosas ahí dentro” patentadas, y que desarrollarlas “exigió muchas iteraciones”. Las pantallas, situadas sobre los woks, completan la tecnología visible y ofrecen a los clientes informes de progreso sobre sus comidas.
La inspiración de los fundadores para este negocio les
llegó como algo natural. Los cuatro estudiaron ingeniería mecánica en el MIT y
fueron miembros de los equipos de waterpolo o natación. Siendo atletas, tenían
un apetito abundante, pero, afirma Rogers, “queríamos comida rápida,
barata y saludable, y no podíamos unir los tres”.