Por Praede Olivero Féliz.
OPINIÓN.- A un gran amigo que labora en la Fiscalía de
Barahona le llaman Ñono y tal vez a muchos más, con sus historias particulares
casi siempre positivas.
A mi padre le llamaban Ñono y era un símbolo de amor y de
trabajo.
A Rafael Cuello, Ñoño Cuello o El Cuellote le caben
todos esos atributos y más, siendo para mi como un padre.
Cuando le hablé de la lucha por el rescate de playa
Saladillas dijo presente a la cabeza de esa lucha.
Cuando acepté el reto de formar el ARBA junto a
Enriquillo Cuello y a otros hombres y mujeres barahoneros probos, vino su
aliento y apoyo.
Y que decir de muchos de sus problemas personales y
familiares y de los míos, ahí estaba presente ese vínculo afectivo
indestructible.
Pero cuando nuestros jóvenes valientes dieron la cara por
el país desde el 14 de Junio, ahí estaba Ñono Cuello.
Por último y tal vez lo primero, cuando se trataba de
trabajar y luchar por Barahona, ahí estaba presente Ñoño Cuello, un gran
barahonerista.
Cuellote, misión cumplida, descansa en paz.
Facebook
