BARAHONA.- Tres ex empleados del Consorcio Azucarero
Central-Barahona, denunciaron que fueron torturados, amenazados, vejados,
secuestrados, amenazados, presionados e intimidados por varias horas para que
firmaran sus cartas de renuncias a la empresa, dejando los beneficios
adquiridos, entre todos, superior a los 50 años de labores.
Wander Matos, Orquídea Flora Batista y Edwin Gómez, narraron
para Armario Libre, la presión, vejación y mal trato que sufrieron entre el
siete y ocho de mayo pasado, desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la
tarde, en un proceso de investigación, tortura e intimidación que fueron
victima en varias oficinas de la empresa azucarera que funciona con
capital guatemalteco en las provincias de Barahona, Bahoruco e Independencia.
Los ejecutivos del Consorcio Azucarero Central-Barahona,
además, son acusados de intervenir los teléfonos celulares personales, flotas
de la empresa, y hasta residenciales de los empleados, además de montar
vigilancias a sus viviendas y chequear cada paso que daban.
El pasado 21 de agosto, la Segunda sala de la Cámara
Civil, Comercial y de Trabajo del Juzgado de Primera Instancia del distrito
judicial de Barahona, aplazó para el 11 de septiembre el conocimiento de la
demanda incoada por los tres empleados del CAC-Barahona, a petición del abogado
de los demandantes, para conocer nuevos elementos llevados al juicio, así como
los testigos que llevará el letrado Carlos Julio Féliz Vidal.
Ese mismo 21 de agosto, la misma sala conocía otra
demanda incoada por el ex empleado Alejandro Peña, quien habría sido cancelado
sin un centavo, luego de supuestamente tener una discusión con un supervisor y
decirle varias palabras obscenas. Peña laboraba en el área conocida como “patio
de caña” en la empresa azucarera.
Llorando como niños de rabia e impotencia, Matos, Batista
y Gómez, denunciaron que el CAC-Barahona, contrató a sus investigadores,
realizaron las pesquisas y sacaron sus propias conclusiones, bajo amenazas, sin
acudir a los tribunales ordinarios de la provincia.
Identificaron a Jimmy Rodríguez y José Román, de someterlos
a un verdadero calvario, en interrogatorios e insinuaciones de haber cometido
faltas graves o algún delito en la empresa azucarera.
Los tres empleados, ejecutivos del CAC, acusan a
Rodríguez y Román de redactar las cartas de renuncias de la empresa y sus
beneficios adquiridos, usando la presión psicológica e intimidándolos con
someterlos a la justicia y hasta la cárcel.
En base a presión y amenazas, Wagner Matos renunció a un
millón 600 mil pesos que le correspondería, producto de 19 años de labores en
la empresa azucarera; Orquídea Flora Batista, renunciaría a los mismos años de
labores y un millón 284 mil pesos y Edwin Gómez, 14 años trabajando en el CAC,
le correspondería una gran cantidad de dinero, pese a que le entregaron RD$24
mil, correspondiente al sueldo de navidad y una proporción de las vacaciones.
Orquídea recuerda que desde el mes de marzo, fue sometida
a una gran presión psicológica, que culminó con el proceso de presión, falta de
respeto, maltrato y la petición de su renuncia y disculpas a la empresa, el
siete de mayo, desde las ocho de la mañana hasta las 11:20 del día. Alega que
desconoce las razones por las cuales tenía que pedirle disculpas a la empresa.
A su salida del CAC el siete de mayo, no le permitieron
sacar ni un “pincho”, a pesar de que fueron escoltados hasta la puerta por la
seguridad de la empresa a la que le dieron parte de sus mejores días.
“Creo que conmigo, fue especial, porque mientras a mi per
interrogaban, de oficina en oficina, me decían que mi pareja (Ottoniel Núñez),
ya estaba llegando al aeropuerto de Las Américas porque se iba del país y me
iba a abandonar, mientras a él, le decían que si no firmaba la renuncia, yo
sería metida a la cárcel. Luego que llego a mi casa, me encuentro a mi pareja y
hablamos, y nos damos cuenta que estábamos muy cerca, que cuando me sacaban de
una oficina para ser torturada con la presión y preguntas con intimidaciones,
ya él había estado ahí, entonces nos dimos cuenta que habían usado una
estrategia para hacernos firmar. El (Ottoniel), firmó la renuncia porque no
quería hacerme daño, pero todo era mentira, fue un truco usado para
presionarnos a ambos a la misma vez”, narra Batista.
Los tres empleados del CAC sostienen que no les permitían
hablar con nadie, pero tampoco, tocar un teléfono de la empresa ni sus propios
celulares.
“Ese robo que se dice hubo en la empresa de RD$92
millones, no sé dónde están. Ellos querían que yo volara cabezas, pero yo no
puedo volar cabezas, no tengo a nadie a quien entregar, ellos saben muy bien a
quien seguir, pero no puedo hablar más de este tema”, sostuvo Batista.
Dijo que el CAC todos los años se declara en perdidas,
aunque en los ojos de Dios y los empleados saben que esas supuestas perdidas de
cada año no son reales.
La empresa azucarera tiene cinco años que a sus empleados
no entrega la bonificación que por ley le corresponde a los empleados.
Gómez, recuerda que el pasado siete de mayo, fue llamado
a una reunión luego de llegar a la empresa, desde las 9:40 de la mañana y hasta
las 5:40 de la tarde, fue intimidado, amenazado y violentado todos sus derechos
por los investigadores Rodríguez y Román.
Dijo que hasta para ir al baño era con una seguridad, además
de que no se le permitía hacer una llamada a su residencia, pero tampoco
almorzar, por lo que se pasó ese día sin echarle nada al estómago, mientras era
presionado, extorsionado, intimidado, maltratado y se sentía secuestrado por
los investigadores para que hiciera y firmara su carta de renuncia.
Las cartas de renuncia fueron hechas por los
investigadores (Rodríguez y Román), ya que Orquídea, Wander y Edwin jamás le
pusieron la mano a una computadora, aunque al final, las firmaron, según dicen,
para salir del infierno de ese siete y ocho de mayo.
Tampoco le entregaron copia de las renuncias, a excepción
de Edwin.
“Yo mismo desde la tesorería debía hacer las órdenes de
compra para pagar todos los teléfonos de la empresa, haci las órdenes de compra
para pagar el combustible del gerente general, tenía que hacer las órdenes de
compra para pagar el agua que consumía la empresa, tenía que pagar el hangar de
los aviones de ellos, por lo que tenía también que hacer las órdenes de compra
y muchas veces tenía que hacer la función de chofer y debía ir hasta el
aeropuerto a llevar o traerlos a ellos”, sostuvo Wagner.
Orquídea Batista
Al parecer, el complot contra Orquídea inició en el mes
de marzo, cuando el gerente administrativo, José Antonio García, le informara
que debían nombrar a una asistente, porque debía trabajar más en la
calle.
“Yo no quería recomendar a nadie porque no quería que
ellos pensaran que estaba acondicionando mi espacio, pero ninguna de las que
buscaba le gustaba al señor García, llevé varón, hombres y amanerados, y
ninguno le parecía”, recuerda ahora Orquídea.
Dijo que a pesar de que observaba un comportamiento un
tanto extraño, la ingenuidad la atrapó, porque nunca se imaginaba que había una
trama de los ejecutivos de la empresa para despedirla y la forma que lo
hicieron.
“Llegó el siete de mayo y alrededor de las ocho de la
mañana, mis teléfonos quedaron en la oficina de don Virgilio, hicieron los
interrogatorios, lo que me iban a preguntar y eso; querían que yo culpara a
Edwin en las órdenes de compra que yo hacía, y les dije que yo no tengo un
monitor para hacer las cotizaciones. Yo hago mis solicitudes de requisición,
van donde el señor García”, explicó Orquídea Bautista.
Recuerda que a puno y letra escribió una carta de
renuncia, donde pedía disculpas a la empresa, porque eso fue lo que el abogado
Santana le pidió que pusiera.
“Lo que yo hice manuscrito fue lo que ellos me decían de
que le pida disculpas a la empresa, ellos me decían tienes que ponerle esto y
esto”, sostuvo Orquídea.
Admite que luego que Santana redactara la carta de
renuncia, se la lleva para que la firme, cuatro hojas, pero que ninguna le
pertenecía.
Carta firmada por Edwin Gómez García
Según la carta de renuncia, Gómez García renunciaba a 14
años de trabajo en el CAC, por la suma de RD$24 mil 723.32.
Primero: Entre el Consorcio Azucarero Central (en lo
adelante CAC) y mi persona, existió una relación laboral, fruto de la cual me
desempeñé como auxiliar de compras; Segundo: que dicha relación que me unía al
CAC culminó el día siete de mayo del año 2019, fecha en la cual comuniqué
a la referida sociedad mi decisión de poner fin al contrato de trabajo que
existía entre nosotros, vía el ejercicio de desahucio; Tercero: que a
consecuencia del desahucio que le notifiqué al CAC, esta última empresa, en
fecha siete de mayo del año 2019, a las 5:00 PM, procedió a entregarme el
cheque no. 133508, de fecha siete de mayo del año 2019, girado a mi nombre, por
la suma de RD$24 mil 723.32, por concepto de pago de la totalidad de mis
derechos adquiridos; Cuarto: que fruto del referido pago, otorgo al CAC
formal recibo de pago, descargo y finiquito legal por la totalidad de
dicha suma y el cheque antes indicado, señalando expresamente que esos montos
se corresponden a la totalidad de los valores que debía recibir. Por ende,
desisto de cualquier otro derecho y acción de cualquier índole o naturaleza
(civil, laboral, penal, etc) que pudieren tener o reclamar al CAC o a sus
empleados, accionistas, representantes, ejecutivos y funcionarios, y que se
relacione de manera directa o indirecta con la ejecución y termino de la
relación laboral que existía o con la forma en que terminó la misma, incluyendo
renuncia a reclamar cualquier tipo de indexación o indemnización; Quinto: de
igual modo, declaro y reconozco que no tengo ninguna reclamación, pasada,
presente o futura en contra del CAC, sus accionistas, representantes, gerentes,
directores, empleados, sucursales apoderados, empresas afiliadas, ejecutivos,
funcionarios, y relacionados, por lo que desde ahora y para siempre, sin reservas
de ningún tipo, declaro y reitero, que he renunciado a toda acción o derecho
que pretendiere tener frente al CAC y sus relacionados, razón por la cual me
obligo a no pretender ningún tipo de resarcimiento, indemnización o
compensación, ya sea laboral o de cualquier otra naturaleza ni a ejercer ningún
tipo de acción , ya sea laboral, civil, penal o ejecutoria, judicial o
extrajudicial frente al CAC, sus accionistas, representantes, apoderados,
empresas afiliadas, ejecutivos, funcionarios y relacionados que de alguna forma
de relacione directa o indirectamente con la terminación de mi contrato de
trabajo o hechos que pudieran relacionarse con el mismo, incluyendo renuncia a
reclamar cualquier tipo de indexación o indemnización; Sexto: declaro que la notificación
del presente acuerdo o su depósito o presentación por ante cualquier tribunal,
entidad o persona pública o privada, física o moral, permitirá a
cualquier tribunal, entidad o persona, librar acta de acuerdo, conciliación y
desistimiento sobre las acciones, procesos e instancias que se relacionen
directa o indirectamente con la terminación de mi contrato de trabajo. Además,
este documento, le permitirá a cualquier tercero, entidad bancaria, financiera,
comercial o de cualquier naturaleza, levantar embargos trabados y oposiciones
realizadas, permitiendo la movilización de fondos depositados y retenidos como
consecuencia de cualquier acción que pudiera ejercerse con ocasión de la
terminación de mi contrato de trabajo.
La renuncia que consta de seis partes, le fue agregada la
firma de un notario público, luego que fue firmada por Gómez García, quien dijo
que cuando le estampó su firma, esa parte no la tenía.
Tomado de: Armario Libre