Por Omar Medina.
La quema del mineral, de forma desproporciona, ha sido definida por los pobladores como la peor “maldición” que han tenido que pagar muy caro en Villa Central, tras la repetida contaminación del CAC ante la mirada indolente de las autoridades de Medio Ambiente.
VILLA CENTRAL, BARAHONA.- La quema desconsiderada de
un supuesto carbón mineral, las dos chimeneas trabajando a toda capacidad
vertiendo al medioambiente marejadas de humo negro- amarillezco, que transporta
“muertes y enfermedades de consecuencias catastróficas”, por las partículas
nocivas a la salud, es solo un poquito de la cruda realidad del ambiente
infernal en que viven miles de personas en el distrito municipal de Villa
Central, a causa de las operaciones del Consorcio Azucarero Central (CAC).
La quema del mineral, de forma desproporciona, ha sido definida por los pobladores como la peor “maldición” que han tenido que pagar muy caro en Villa Central, tras la repetida contaminación del CAC ante la mirada indolente de las autoridades de Medio Ambiente.
Las operaciones, al parecer cuentan con alguna cuota de protección de Medio Ambiente, ya que la espesa cortina de humo se alza a varios metros de altura, se podría divisar desde los cuatro puntos cardinales del territorio del casco urbano del municipio Santa Cruz de Barahona, pero las autoridades no se enteran de tal problemática.
Casi al pie de una de las chimeneas “asesinas”, se elevan dos pilas del combustible que usan para la producción del azúcar, una de las pilas cuenta con las características del carbón mineral, mientras que la otra es un material al que suelen llamar cenizas, no se especificó de qué es el resultado final este tipo de ceniza.
La gran mayoría de los comunitarios de Villa Central
creen que están condenados a vivir bajo un estado miserable por la infernal
contaminación de la empresa azucarera, sus casas y sus ojos, narices y pulmones
son los principales receptores de numerosas partículas negras que se presume es
carbón mineral, las cuales se elevan por todo lo alto y nadie dice absolutamente
nada.
Las denuncias de los comunitarios han sido repetidas y
constantes a través de los medios locales y nadie se ocupa en detener las
peligrosas operaciones del CAC, para muchos la quema de ese combustible traerá
consecuencias fatales.