OPINIÓN.- Es común ver imágenes de políticos besando
niños o cargándolos en sus brazos durante sus campañas pre-electorales, como un
recurso para ganar popularidad entre los electores.
Este recurso es la manera sarcástica de muchos políticos,
la forma aberrante que utilizan algunos asesores políticos de instruir a camarógrafos
en la forma y como sería beneficiosa las fotos al candidato.
“Debes alzar a un menor y agarrarlo fuerte, acercar su
rostro con el del pequeño, prioritariamente
ubique las cámaras para poder obtener el mejor ángulo”, son las palabras más
frecuentes de escuchar.
Sin embargo, últimamente han comenzado a aparecer otro tipo de imágenes de niños involucrados en proselitismo político, menores aparecen portando los colores y las banderas de los partidos.
Sin embargo, últimamente han comenzado a aparecer otro tipo de imágenes de niños involucrados en proselitismo político, menores aparecen portando los colores y las banderas de los partidos.
Menores de edad hacen propaganda a los precandidatos, candidatos
y hasta repiten con fervor sus consignas, siendo estos seducidos por grupos o
personas que solo buscan un beneficio personal.
CREO YO:
Un niño debe mantenerse al margen de movimientos y
actividades políticas. No implica aislarlos, excluirlos o cercenar sus
derechos de conocer de la política partidista dominicana, más bien evitar que por
su desconocimiento e inocencia sean utilizados e involucrados por personas
inescrupulosas.
Decirle a un niño a quién debe amar y a quién detestar,
sea un candidato político, al deporte, o incluso una religión, equivale a
adoctrinarlos. Hay que darles la oportunidad de decidir.
Los niños y jóvenes se contagian de lo que escuchan en
las discusiones de su casa, lo que les dicen en la escuela, lo que oyen de sus
amigos y lo que ven en los medios de comunicación. No tienen argumentos sólidos
para decidir quién debe ser el presidente, senador, diputado, síndico o regidor
de un país.
Bien lo dijo en su tira cómica Mafalda, el personaje que
sin necesidad de cédula puso al mundo a pensar: "Ni mi papá ni mi maestra
dormirían tranquilos si supieran que inculcan cosas que no sirven".