Por Francisco Arias(Paciori).
OPINIÓN.- Hemos visto como personas, que tienen o aspiran
a una posición, se creen invencibles y adoptan un super-ego que lo eleva a tal
nivel que lo hace creerse intocables o irreemplazable cosa que lo
convierte en un ser arrogante, pedante y hasta odiado por todos o la mayoría de
quienes le siguen.
Esta cruel enfermedad del triunfalismo te hace pensar que
nada ni nadie puede competir o asemejarse a ti, mientras que todo el que
te rodea se va dando cuenta de tal situación menos tú; pues el exceso de
confianza mostrado por este tipo de personas, se torna ofensivo y muy molesto
para los demás, por tal razón se alejan poco a poco de este tipo de personas
con ese comportamiento.
El autor es: Precandidato a regidor por el PRM en
Barahona.