BARAHONA.- El Ministerio de Trabajo de la República
Dominicana y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tienen los ojos
vendados, porque no ven, por irresponsabilidad, negligencias o parcialidad, las
atrocidades que comete el Consorcio Azucarero Central (CAC) contra sus
empleados y miles de habitantes en los bateyes donde están cultivadas las
plantaciones de caña en tres provincias de la región Enriquillo.
En las mismas condiciones están los sindicatos del país,
ya que la empresa azucarera tiene prohibido la formación de grupos u
organizaciones que defienda los intereses de los empleados, alegando que ya hay
una de esas entidades, pero los miembros de la directiva, actúan a favor de la
empresa azucarera, que, a la vez, según informaciones, cobran altas sumas de
dinero como salario.
El futuro del Consorcio Azucarero Central Barahona,
podría estar llegando a su fin, debido a las constantes violaciones que cometen
los ejecutivos de la empresa guatemalteca arrendataria del Ingenio Barahona,
contra los empleados y los residentes en los bateyes donde están los sembradíos
de caña.
La empresa de capital extranjero impone sus propias
leyes, las cuales tienen que ser cumplidas por los empleados, porque de lo
contrario, son cancelados sin derecho a nada, y si protestan, los someten a la
justicia con un expediente fabricado.
Solo basta desmontarse en uno de los bateyes y adentrarse
a las viviendas y preguntar del trato de la empresa azucarera hacia la
comunidad y sus empleados.
Un señor reveló que trabaja en la empresa azucarera donde
gana RD$224.00 (equivalente a menos de seis dólares) por día, entrando al campo
de caña a las cinco de la mañana y hasta las tres de la tarde.
A mediados de enero pasado, en Tamayo, provincia
Bahoruco, fue quemado un tractor propiedad del CAC, por personas que
protestaban por el sometimiento a la justicia de dos hermanos acusados,
presuntamente, de incendiar los cañaverales de la empresa.
La comunidad de lanzó a las calles a protestar por el
apresamiento de los hermanos, Wilfredo Lebrón, 25 años y Enélsido Lebrón, de
24, residentes en el Batey 6 de la provincia de Bahoruco.
Los dos hermanos fueron apresados por una patrulla de la
Policía Nacional, luego que los ejecutivos del CAC se querellaran en su contra.
A los hermanos Lebrón les impusieron tres meses de medidas de coerción, por lo
que cumplen esa medida en una cárcel de Neyba.
Antes a este hecho, comenzando la presente zafra, los
empleados haitianos, cortadores de caña, realizaron una huelga, porque el día
de pago, el cobro fue hasta de RD$17.00 en una quincena, y cuando reclamaron,
les informaron que les estaban descontando el lugar donde duermen y la comida.
Los extranjeros cruzaron los brazos por tres días y la
empresa tuvo que pagarles lo que habían trabajado y llegar a un acuerdo.
Los empleados del CAC temen hablar, porque si los
descubren, son cancelados, sin embargo, quienes fueron trabajadores en el
pasado, hacen comparaciones y definen la empresa azucarera como un monstruo con
sus dependientes.
"Los bateyes están como un vertedero, aguantan de todo",
dijo un empleado del CAC que pidió reservas de su nombre por temor a
represalia.
Sindicato Trabajadores Nuevo Porvenir
Los ejecutivos del CAC hicieron desaparecer el Sindicato
de Trabajadores Nuevo Porvenir, formado por un grupo de entonces empleados,
para defender a sus compañeros de las vejaciones que cometía la empresa.
Horacio Joseph, Antonio Octavis, Iverson Serafine, Willis
Octavis, José Vicente, fueron obligados abandonar el sindicato que habían
formado debido a la presión de la empresa azucarera.
"Ellos no aceptaron la formación del sindicato, ellos nos
mandaron a los tribunales y tuvimos un año y medio en los tribunales; ellos nos
mandaron hasta a la Suprema Corte de Justicia (SCJ) en Santo Domingo y en todas
partes fallaron en su contra, pero, al fin y al cabo, vimos que ellos no
querían el sindicato y desistimos de eso", expresó Antonio Octavis, quien
fungía como presidente.
Expresaron que los ejecutivos del CAC, iban agotando
todos los procesos, instancia por instancia, como una táctica dilatoria.
Informaron que los ejecutivos de la empresa azucarera ya
los veían como sus enemigos.
Denunciaron que en la comunidad hay mucho miedo y temor a la empresa, razón por la cual, las barbaridades que se cometen no son denunciadas.
"El CAC le teme a los sindicatos, porque cuando tú estás
en un sindicato, tú tienes derecho a tomar ciertos tipos de reclamaciones sin
que ellos puedan tomar represalias. El Consorcio no acepta que tú le exijas,
aunque tengas tu derecho. Si no te sale el pago de las horas extras a ellos no
les gusta que tú reclames; tú tienes que descansar y no te dan tu hora libre a
ellos no les gusta que tú les reclame; un día feriado que tú quieras quedarte
en tu casa, no lo aceptan. Ellos aunque sea feriado, tienes que trabajar,
porque dicen que te pusieron en un listado, cuando la ley dice feriado",
expresaron los exsindicalistas.
"Al Consorcio no le gusta que le digan pan, pan y
al vino, vino. Aquí ellos son ley, batuta y Constitución y si tú vas en contra
de eso, ya eres su enemigo", precisaron.
Los jóvenes lamentaron que los empleados ahora no tengan
a nadie que los proteja, porque el sindicato que hay vela más por el bien de la
empresa que por sus compañeros.
"Ahora mismo el sindicato que está, es más a favor del
Consorcio que de los trabajadores. Ahora al secretario del Sindicato, el
Consorcio le paga RD$50 mil, porque estaba ganando RD$30 mil, pero él exigió un
aumento de sueldo y se lo dieron. A ellos les dan la facilitad para callar,
pero el sindicato está para defender a los haitianos, a los cortadores de caña,
pero no le defienden nada", expresaron.
Explicaron que los cortadores de caña no necesitan del sindicato,
porque cuando ellos dicen que no van a trabajar por cualquier maltrato, no
salen, razón por la cual tienen que ponerse de acuerdo y actual con más mesura.
Dijeron que cuando hay problemas, los haitianos hasta
paran el ingenio por falta de caña, porque hasta que no les resuelven no
cortan una mata.
"Ese sindicato le sirve al Consorcio para ellos vender a
nivel de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ellos aceptan
sindicatos, pero esto es en teoría y papel sí, pero en la práctica el sindicato
tiene que ir acorde con ellos", precisaron.
Los miembros del sindicato tienen muchos beneficios y
facilidades en el CAC, pero no defienden a los trabajadores.
Horacio Joseph, Antonio Octavis, Iverson Serafine, Willis
Octavis, José Vicente, fueron obligados abandonar un sindicato que habían
formado debido a la presión de la empresa azucarera.
Fuente: EL FARO DEL SUR