INTERNACIONAL.- La NASA lo ha vuelto a lograr. La agencia espacial ha puesto de nuevo un vehículo en la superficie marciana con la llegada este jueves del rover Perseverance a Marte. El todoterreno forma parte de la misión Mars 2020, la décima de la NASA en pisar con éxito el planeta rojo.
Cerca de las 22:00, hora oficial peninsular, el rover se posaba en el planeta. Lo hacía después de superar los “siete minutos de terror” que han supuesto la entrada en la atmósfera, el descenso y el aterrizaje en el planeta. En conjunto eran la fase más delicada, y más corta, de la misión.
El equipo detrás de la misión nada podía hacer en caso de fallo: las señales tardan más de 11 minutos en recorrer la gran distancia que separa a ambos planetas. Por este motivo, todo el proceso ha sido llevado de manera autónoma por el propio aparato.
Perseverance era en el momento de la entrada a la atmósfera un bólido incandescente que volaba a unos 20.000 kilómetros por hora y cuyo escudo térmico se calentaba hasta los 1.300 grados centígrados.
La exitosa entrada de la nave en la atmósfera marciana marcaba el inicio de las maniobras para tocar tierra. En tan solo dos minutos, la nave ha decelerado su velocidad hasta unos 1.500 kilómetros, apta para la apertura del paracaídas encargado frenar aún más el rover. La base del escudo térmico ya no era necesaria, por lo que se separaba y caía al suelo.
El todoterreno ha usado su radar para determinar lo lejos que estaba del suelo y encontrar un lugar de aterrizaje seguro. También ha tomado fotografías de la superficie en baja resolución que llegaban a manos de los investigadores minutos después. Porque si ya es difícil aterrizar en Marte, más difícil es hacerlo en el sitio exacto.
El punto elegido para ello ha sido el cráter Jezero. Allí el agua esculpió canales y transportó sedimentos para formar abanicos y deltas. El lugar es por ello un buen candidato para que hubiera proliferado la vida, si es que la hubo.
Una grúa propulsada ha transportado suavemente Perseverance hasta el depositarlo en el suelo del cráter. El paracaídas y el resto del escudo protector se habían desprendido antes.
El rover despegó el 30 de julio del año pasado en un cohete Atlas V-541 aprovechando que Marte se encontraba especialmente cerca de la Tierra. Aún así, han sido 480 millones de kilómetros los que ha recorrido Perseverance durante los siete meses que ha durado su viaje.
Al vehículo de la NASA le esperan ahora al menos dos años de trabajo sobre la superficie marciana donde buscará signos que indiquen si la vida floreció en el planeta vecino. El rover estudiará para ello biomarcadores en las rocas.
La tecnología a bordo del todoterreno incluye varias cámaras, un brazo robótico o una estación meteorológica. Esta última, llamada MEDA, ha sido diseñada en España por el Centro de Astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (CAB, CSIC-INTA). La estación resultará clave para estudiar el polvo, el protagonista de la atmósfera de Marte.
La misión también probará tecnologías en el espacio como la producción de oxígeno a partir de dióxido de carbono con el instrumento MOXIE o la demostración de que se puede volar un aparato en Marte. Esta última tarea le corresponde al pequeño helicóptero Ingenuity acoplado al rover.
Mars 2020 ha sido la tercera misión en llegar a Marte en febrero. La sonda Hope de Emiratos Árabes Unidos consiguió entrar en órbita el pasado martes 9. Todo un logro para el país, que no había llegado aún al planeta vecino. China hizo lo propio al día siguiente con la misión Tianwen-1 que ya gira alrededor del planeta. Los asiáticos pondrán además un rover en la superficie al más puro estilo NASA. Perseverance tendrá así un nuevo compañero a partir de primavera.