SANTO DOMINGO.- Muy grave que bancas de apuestas abrieran cuando la furia de Melissa caía en forma de aguaceros tupidos sobre Santo Domingo y toda la costa caribeña. Actuaron como chivos sin ley, creyéndose los dueños del país.
Peor aún es que forzaran a los empleados a presentarse a sus puestos de trabajo. De sobra sabido que quienes están detrás de las rejillas de las casas de apuestas son de los empleados peor pagados en el país.
Viven casi todos, precisamente, en los barrios más vulnerables en caso de fenómenos atmosféricos. A ver si el recto ministro de Trabajo se hace sentir. NO apostamos.
