martes, 16 de diciembre de 2025

SeNaSa: la institución que siempre obtuvo 100 en transparencia.

 

SANTO DOMINGO.- Durante años, el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa) fue exhibido por el Gobierno dominicano como ejemplo de institucionalidad. La Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG) y el Sistema de Monitoreo de la Administración Pública (SISMAP) lo calificaron repetidamente con puntuaciones sobresalientes, muchas veces alcanzando el 100 perfecto.


Sin embargo, hoy esa misma institución protagoniza lo que fiscales y analistas consideran el acto de corrupción más extenso, atroz y criminal cometido en la administración pública dominicana, según la Operación Cobra. El contraste es tan dramático que muchos lo describen como “el caso del estudiante que se quema el año escolar, pero la directora del colegio es su abuela y lo pasa con 100”.


Desde 2020, SeNaSa acumuló las mejores evaluaciones en materia de transparencia digital:


Historial de calificaciones (2020–2025)

2021 (mayo): 100 puntos otorgados por la DIGEIG. En ese momento, apenas 100 instituciones superaban los 85 puntos requeridos.

2025 (primer semestre): promedio semestral de 92.89%.

2025 (junio): calificación mensual de 89.62%.

2025 (septiembre): incluida entre las 215 instituciones con puntuaciones superiores a 85; 163 entidades obtuvieron entre 95 y 100 puntos.

Estas evaluaciones se basan en 72 ítems obligatorios que las instituciones deben publicar en sus portales web, entre ellos:

Procesos de compras y contrataciones.

Declaraciones juradas.

Información presupuestaria.

Estructura orgánica.

Datos abiertos.


Sobre esa base, SeNaSa aparecía impecable: todo lo que debía estar publicado, estaba publicado.

Cuando la transparencia formal se convierte en una cortina de humo

La DIGEIG ha señalado en diversas ocasiones que estas evaluaciones no miden la integridad operativa real, sino el cumplimiento de obligaciones de publicación. Es decir, miden si la información está disponible, no si la institución la utiliza de manera ética.


En SeNaSa, el contraste hoy es brutal:
Mientras su portal brillaba con 100 en transparencia, según la Operación Cobra:

Se aprobaban facturas fraudulentas,

Se pagaban procedimientos que nunca existieron,

Se autorizaban servicios imposibles —como ginecología para hombres,

Se desviaban fondos mediante mecanismos administrativos diseñados para simular legalidad,

Y se manipulaban estructuras internas para blindar la operación delictiva.


El Ministerio Público sostiene que esta red, presuntamente encabezada por Santiago Hazim, funcionó durante cinco años sin que esos 100 en transparencia significaran absolutamente nada para detenerla.


La paradoja institucional: 100 en transparencia, 0 en integridad

La situación expone una debilidad estructural del Estado dominicano:


la cultura del cumplimiento superficial, donde las instituciones se enfocan en “llenar la lista de chequeo” más que en garantizar controles reales.


El portal de transparencia puede haber estado perfecto, pero eso no impidió que internamente:

se manipularan procesos,

se inflaran pagos,

se amañaran inspecciones,

y se utilizara la plataforma institucional para favorecer intereses privados.

El Estado validaba el cascarón mientras el contenido se pudría.


El costo humano y ético de esta contradicción

La dimensión criminal del caso es tan grave porque no se trata de cualquier institución. SeNaSa administra la salud de millones de dominicanos de bajos ingresos.


Cada peso robado no es solo una cifra:
es una radiografía que no se hizo, una operación que no se realizó, un medicamento que no se suministró, un tratamiento de cáncer que no se aprobó, una emergencia que no se atendió.

La presunta estructura no solo violó leyes:
violó derechos humanos fundamentales.

El mito de la transparencia institucional quedó expuesto

El caso SeNaSa demuestra que en República Dominicana aún existe una brecha profunda entre:

Transparencia digital
y

Transparencia real,

Publicación
y

Control,

Buenas prácticas formales
y

ética institucional.

Una institución puede tener un 100 perfecto ante DIGEIG, pero eso no la convierte en honesta.

Puede cumplir con 72 ítems obligatorios, mientras destruye otros cientos de principios esenciales de administración pública.


SeNaSa es hoy el ejemplo perfecto de por qué la transparencia no puede ser solo un portal web, sino una vigilancia integral, permanente y profunda.


El país necesitará años para recuperar la confianza perdida… pero el sistema de salud dominicano, y sus usuarios más vulnerables, ya pagaron el precio.


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